15/05/2020
Sin yugos ni cadenas.
Los pobres olemos mal,
A sudor y a yerbarajos,
pero abra un rico en canal,
ese si apesta , ¡carajo!
Olemos por encimita
pero tenemos decencia,
pero al rico toditita
le rehiede la conciencia.
Cuando yo digo decencia,
no es esa mal entendida,
si me presta su paciencia
se la dejó bien sabida.
A mi modo de pensar
no es decencia el buen vestir,
ni andar oliendo a Jazmín
ni lo por fuera hermosear.
Esa es costrita delgada
que se desprende solita,
no aguanta ni una lavada
de agua dulce o saladita.
Por eso al decir decencia
se bien lo que estoy diciendo,
en el alma está la escencia
y no en andar presumiendo.
Mire una mano de obrero
o una mano campesina,
estará vacía de dinero,
pero jamás asesina.
Puede mirarlo de frente
y sostener la mirada,
y podrá decir la gente
!ese ! no ha robado nada
¿Que si tenemos derechos?
¡eso si hay que discutirlo!
si nos falta pan y techo
pues vamos a conseguirlo.
¿Cómo? ahora lo verá,
sino es que estoy aturdido
las cuestiones andan mal
porque vivimos vendidos.
A parte de tener p***s,
¿los pobres que más tenemos?
kilómetros de cadenas
traemos desde que nacemos.
Y si el rico tiene pan
abrigo y comodidades
por las buenas no las dan
a que ver las realidades.
Si hay pobres para tirar
y ellos son un puñadito,
es como si junto al mar
apareciera un charquito.
Creo que ya se entendió,
este pensamiento mío,
lo que el rico nos robo,
regresará aunque tardío.
Todo rifle proletario,
con un buen apuntador,
debe tener en la mira
siempre a un explorador.
Y la soga campesina
debe estar al rededor
del cuello latifundista
que asesina al labrador.
Esto se llama justicia,
mirelo de donde lo mire
pa' acabar con la avaricia,
!tiren! ¡tiren! !tiren!
José de Molina.