La cría del canario
Por lo general, la cría de esta ave se lleva adelante entre los últimos días del invierno y el primer mes del verano (en el hemisferio sur, entre fines de agosto y mediados de enero). El primer trabajo del canaricultor consiste en la selección de aquellos ejemplares que desea cruzar, teniendo en cuenta, fundamentalmente, dos parámetros: edad y estado sanitario del pájaro. Gen
eralmente, se considera que los pichones están aptos para el apareamiento a partir de los siete meses de vida, variando la finalización de su vida reproductiva de acuerdo con el s**o: las hembras se consideran útiles para el servicio hasta los cuatro años, mientras que los machos hasta los seis. El estado sanitario del canario se controla a través del color de sus deposiciones, debiendo ser de un negro nítido la materia f***l, y de un blanco hueso el orín (una vez seco)
Ya elegido el casal (o yunta), con edades y estado sanitario acorde, comienza la tarea del enyuntamiento o maridaje entre los ejemplares seleccionados. Esta se realiza los últimos días de invierno, iniciando con la colocación de una hembra sola en una jaula de cría; tras unos días, se divide con una rejilla la jaula y se coloca al macho separado de la hembra; es en ese momento cuando a la hembra se le otorga una base de nido y material para que lleve adelante la construcción del mismo (hilo, plumas, pequeñas ramas, pelambre de animales). En pocas jornadas, el macho comenzará a cantar de manera estridente; es allí cuando recién ha de quitarse la rejilla y permitir que ambas aves se reúnan. Es frecuente que unidos macho y hembra se sucedan peleas entre ambos. El canaricultor, entonces, separa al macho nuevamente y vuelve a intentar el apareamiento un par de días después. De no tomarse este recaudo, dado porque la hembra aún no ha entrado en celo, ambos ejemplares pueden resultar seriamente dañados. A la semana de ocurrido el apareamiento, la hembra realiza una puesta de entre tres y cinco huevos, a razón de a un huevo por día. Una vez concluida la postura, la hembra incubará los huevos por aproximadamente dos semanas y media; es conveniente que el macho permanezca en la jaula con la hembra, puesto que durante el período de incubación la misma no abandonará, prácticamente, en ningún momento el nido, siendo él, el encargado de proporcionarle la alimentación pertinente para que su estado de salud no se deteriore. Al nacimiento, los pichones de canario están desnudos a excepción de un modesto plumón que cubre la parte posterior de la cabeza y el lomo. Las crías crecen velozmente, estando a los veinte días del mismo tamaño de los padres, totalmente emplumados y dando sus primeros paseos a través de la jaula. Al mes, ya se alimentan solas y es conveniente la separación de los padres, para que los mismos no los lastimen y para que se lleve adelante una segunda cría. Es frecuente que, antes de que se efectúe la separación, la hembra haya realizado la segunda puesta, lo que constituye otro motivo para llevarla adelante, dado que la existencia de varias aves en la jaula puede ocasionar la ruptura de uno o más de los nuevos huevos.