06/11/2024
La cultura ecuestre en Mongolia
desempeña un papel importante en la vida diaria y nacional de los mongoles; se dice tradicionalmente que
«un mongol sin caballo es como un pájaro sin alas».
Elizabeth Kendall, que viajó a través de Mongolia en 1911, observó:
Para apreciar al mongol debe verlo a caballo, y de hecho, rara vez se le ve de otra manera, ya que no pone un pie en el suelo si puede evitarlo.
El mongol sin su caballo es únicamente la mitad de un mongol, pero con su caballo es tan bueno como dos hombres. Es un espectáculo verlo desgarrar la llanura, la brida suelta, el asiento fácil, como el vaquero occidental, pero con menos extensión
Mongolia, tiene más de 3 millones de caballos., una población equina que supera en número a la población humana del país.
Los caballos viven al aire libre todo el año a
30 °C (86 °F) en verano hasta
−40 °C (−40 °F) en invierno,
y buscan comida por su cuenta.
La leche de yegua se transforma en el KUMIS; bebida nacional; algunos animales se sacrifican para obtener carne.
Aparte de eso, sirven como animales para montar, tanto para el trabajo diario de los nómadas como en las carreras de caballos. Los caballos mongoles fueron un factor clave durante la conquista del imperio mongol en el siglo xiii.
De los cinco tipos de animales de manada típicamente reconocidos en Mongolia (caballos, camellos, bueyes/yaks, ovejas y cabras), se considera que los caballos tienen el mayor prestigio.
“ Ordeñar una yegua es más difícil que una vaca y produce mucha menos leche. “
Además, las yeguas no se pueden ordeñar de forma continua, sino solo unos meses después del nacimiento de los potros.
La ubre de las yeguas tiene menos capacidad que el de la vaca, por lo que se llena rápidamente.
Las yeguas se deben ordeñar de 6 a 8 veces al día.
La leche de yegua contiene más lactosa más albúmina, más ácidos grasos instaurados y menos proteína y grasa (2% a 2,2%) que la leche de otros animales, por lo que es de fácil digestión y muy saludable.
Una fuente de 1982 informó que 230.000 equinos eran mantenidos en la unión Soviética específicamente para la producción de leche destinada a la elaboración de kumis.
Rinchingiin Indra, escribiendo sobre los tambos mongoles, dice que
«requiere considerable habilidad el ordeñar una yegua»
y describe la técnica:
la ordeñadora se arrodilla sobre una sola rodilla con un balde afirmado sobre la otra, estabilizado con un piolín atado a un brazo.
Un brazo es envuelto por detrás de la pata posterior de la yegua y el otro en el frente.
Un potrillo da inicio al flujo de leche pero es apartado por otra persona aunque se lo deja tocando el costado de la yegua durante todo el proceso.
En Mongolia la temporada de ordeña equino corre tradicionalmente desde el 16 de junio hasta el 5 de octubre. Durante una temporada una sola yegua produce aproximadamente entre 1000 y 1200 litros de leche, la mitad de la cual es dejada para alimentar a los potrillos
Un nómada con muchos caballos es considerado rico. Los mongoles individualmente tienen caballos favoritos. Cada miembro de la familia tiene su propio caballo, y algunos miembros de la familia favorecen a sus caballos preferidos manteniéndolos sin trabajar.
Los caballos generalmente se consideran competencia de los hombres, aunque las mujeres también tienen un amplio conocimiento de la equitación. Los hombres se encargan del pastoreo, de las carreras y de la táctica. Tradicionalmente, los hombres, en los tiempos modernos, las mujeres también ordeñan a las yeguas.
El kumis es una leche fermentada de color blanco natural que presenta una consistencia más líquida y suave que el yogur.
El kumis de óptima calidad presenta un sabor ácido no muy fuerte y un aroma fresco característico para el producto.
Su textura es más espesa que la de la leche, lisa, sin grumos y no debe ser espumoso ni presentar suero.
El kumis industrial contiene de 0,03% a 1,8% de alcohol dependiendo del tiempo de fermentación.
Sin embargo también puede ser destilado para hacer una bebida más fuerte.
El kumis suaviza la piel, aclara el cutis del rostro, mejora la vista y, en general, mejora el bienestar físico.
Por su alto contenido de albúmina en algunas regiones de Mongolia, se usa también para curar la hepatitis. Los microorganismos que fermentan esta bebida también producen compuestos con propiedades antibióticas que protegen a quienes la beben de infecciones bacterianas. Según la tradición, este efecto antibiótico es más fuerte en el kumis fresco.
Francisco J MzHz.
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