04/04/2023
Para conocer los orígenes de la raza pug, también llamada carlino, debemos remontarnos a la antigua China. Aunque ha habido controversia al respecto, hoy en día se acepta que los primeros registros de perros con hocico chato datan de alrededor del siglo V a.C. En cuanto a sus antecesores existen varias teorías, pero son difíciles de corroborar debido a los muchos siglos que han pasado. Se cree que el pug puede descender de un perro chino llamado Happa, que era similar a un pequinés pero con el pelo liso; también se dice que puede descender de algún tipo de dogo, como el dogo del Tíbet.
Durante la dinastía Han de China, alrededor del siglo II a.C., los pug gozaban de gran popularidad y eran los perros preferidos por nobles y aristócratas. De hecho eran considerados sagrados y se les tenía como proveedores de riqueza y buena suerte; dañar a un pug tenía graves consecuencias en esa época, se podía castigar incluso con la muerte.
El hecho de que fueran tan apreciados como animales de compañía fue clave para que sobrevivieran durante tantos siglos, ya que eran protegidos y vivían cómodamente. Durante ciertas épocas incluso se identificaron con el budismo, como demuestran algunas figuras con cuerpo de Buda y cabeza de pug, lo cual nos da una idea del carácter sagrado que se le daba al pug en la antigua China.
Durante siglos los pug continuaron siendo populares en China, al igual que los pequineses, considerados también sagrados. Ya en el siglo XVIII existen datos históricos que sitúan al pug en la corte de Catalina La Grande, en Rusia, quien por lo visto le tenía gran cariño a esta raza, ya que tenía varios ejemplares.
Poco después el pug llega a Europa de mano de los holandeses, que los trajeron de Asia. También en Holanda fueron muy apreciados en la corte, y desde aquí llegaron a Inglaterra, donde rápidamente se convirtieron en mascotas muy populares, no solo en la corte sino también entre personas de posición acomodada.
De esta época data su otro nombre, carlino, que se debe al actor de teatro italiano del siglo XVIII Carlo Antonio Bertinazzi, cuyo aspecto al interpretar al personaje Arlequín en el teatro era muy similar a la máscara del pug.
Durante el siglo XIX el pug empezó a ser criado de forma sistemática en Inglaterra, y popularizado en exposiciones caninas, que por aquel entonces empezaban a celebrarse. A partir de aquí se ha ido conociendo cada vez más en otros países, hasta convertirse hoy en día en una de las razas más populares y queridas en todo el mundo.