17/10/2023
El suicidio en profesionales de las ciencias veterinarias: un problema de salud pública
Víctor Manuel Acero Plazas DMV, cMSc Salud Pública.
Director Ejecutivo, Asociación Nacional de Médicos Veterinarios de Colombia (AMEVEC).
Resumen
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se suicidan un millón de personas, lo que representa una tasa de mortalidad mundial de 16 por cada 100.000 habitantes que se traduce en una muerte cada 40 segundos. Estas tasas han venido aumentando los últimos 45 años hasta niveles del 60%. El suicidio se encuentra dentro de las 3 primeras causas de muerte en un rango de edad de 15 a 44 años en la mayoría de países y es la segunda causa en el rango de 10 a 24 en otros países. Estas cifras no incluyen las tentativas o intentos de suicidio, que pueden ser 20 veces mayor que los casos de suicidio consumado.
Dentro de estas cifras, se encuentran reportados varios casos de suicidios en estudiantes y profesionales de las ciencias veterinarias. Parte de esta problemática surge del estigma asociado con las enfermedades mentales que impide a los médicos veterinarios discutir el tema y mucho menos pedir ayuda cuando la necesitan.
Introducción
Mellanby en el 2005 describe un problema del cual no se habla mucho en los medios de comunicación ni se encuentra descrito en las estadísticas de salud de Colombia, pero se reporta en estudios más completos en otros países y se trata del suicidio en estudiantes y profesionales de las ciencias veterinarias. Sin embargo, este no es el primer reporte; años atrás surgió la preocupación debido a que las tasas de suicidio en la profesión veterinaria eran más altas que en la población en general, es decir, ya había evidencias de que el problema era de consideración.
Kinlen en 1983 describe las causas de mortalidad en veterinarios Británicos, con énfasis en las cifras de suicidio; este aumento en la mortalidad por suicidio también fue reportado por Blair y Hayes en 1980 y de igual manera por Miller y Beaumont en 1995. Estas tasas son tan considerables, que Anon en el 2000, publica un artículo acerca de cómo hacer frente a este problema. Estos estudios sumados a otros reportes, ponen de manifiesto que causas como el estrés laboral, la estigmatización de trastornos de la salud mental dentro de la profesión veterinaria, la renuencia de los veterinarios que contemplan el suicidio de buscar ayuda médica, el aislamiento social y profesional y la facilidad de acceso a medicamentos letales han sido implicados como factores de riesgo para la conducta suicida (Blair y Hayes en 1980; Adkin, 2000; Anon, 2000; Jeyaretnam et al, 2000; Tutt, 2000).
A pesar de estas cifras, hay pocos datos publicados acerca de esta problemática y muchos menos en Colombia. En la Universidad de Tennessee, en el año 2011, un veterinario graduado se suicidó, en ese momento estaba cursando una residencia en animales de laboratorio y un doctorado en la U. de Missouri. En la U. de Montreal en el 2012, un estudiante de veterinaria se suicidó un día antes de terminar los requisitos para graduarse. En ese mismo año, un estudiante de segundo año de la U. de Mississippi, hizo lo mismo. En este contexto no es ningún secreto que la profesión veterinaria puede ser difícil para las personas, existe el estrés de entrar a una facultad de veterinaria, el afán por obtener un buen desempeño, clientes exigentes en el ámbito laboral aunado a las pesadas cargas de trabajo.
Lo que no se discute abiertamente es en el momento en que las cargas se vuelven abrumadoras o cuando la enfermedad mental se desarrolla como resultado de lo anterior (Larkin, 2013).
¿Cómo surge el problema?
Para muchos veterinarios, puede ser síntoma de deshonra pensar en padecer una enfermedad mental, lo cual es una barrera importante no sólo para acceder a los servicios de salud mental sino incluso para discutir el tema con sus colegas, amigos y familiares. Platt et al, en 2012, plantean que muchos de los veterinarios del Reino Unido (con énfasis en cirujanos veterinarios) tienen un historial de pensamientos o conductas suicidas y la mitad de los participantes de ese estudio nunca habían hablado con nadie acerca de sus problemas, ya que se sentían culpables o avergonzados.
Bartram y Baldwin en 2010, realizaron una revisión bastante acertada y completa sobre el tema y encontraron que la profesión veterinaria tiene de tres a cuatro veces la tasa de suicidio que se esperaría en una población en general y aproximadamente el doble de lo esperado para otros profesionales de la salud (médicos, odontólogos, farmaceutas). Aunque este estudio se centró en los profesionales del Reino Unido, la población incluida muestra muchos factores de riesgo similares a otros estudios en otros lugares, lo cual hace suponer que los factores de riesgo se pueden extrapolar a la población mundial de veterinarios.
Estos son: Las características de las personas que están en la profesión son similares, efectos negativos o frustración durante la formación de pregrado, factores de estrés relacionados con el trabajo, el estigma asociado a la enfermedad mental, el acceso y conocimiento de los métodos utilizados, el aislamiento social y profesional, alcohol y el uso indebido de dr**as.
Otros factores que influyen son las actitudes acerca de la muerte y la eutanasia y el suicidio de otros compañeros o colegas. Sin embargo, y con apoyo de lo reportado por Platt et al en 2012, no hay una evidencia tajante que demuestre que los veterinarios tienen una mala salud mental o sufren de algún grado excepcionalmente alto de estrés, pero si son una población de alto riesgo. En ese estudio en particular, los veterinarios jóvenes, las mujeres veterinarias, y las personas que trabajan solas, tienen un mayor riesgo de pensamientos suicidas, problemas de salud mental y estrés. Es importante mencionar que muchos estudios se han desarrollado en el Reino Unido lo que hizo que se creara el Fondo de Asistencia Veterinaria (VBF), una organización benéfica del Reino Unido que ofrece apoyo a las personas en la profesión que necesitan servicios de salud mental .
Los servicios del VBF incluyen la línea de ayuda del veterinario, un servicio de apoyo anónimo y confidencial. En el 2012 el 60% de las llamadas recibidas por el VBF fueron de personas de 30 años o menos, lo cual puede significar que esta población es más vulnerable a la depresión y el estrés.
Existen también una serie de factores “nuevos” con los cuales los veterinarios tienen que lidiar: la deuda al finalizar la carrera, la capacidad en el suministro de servicios veterinarios, el aumento en el nivel de atención, hay más competencia por los médicos veterinarios especializados y menos por los médicos generales, clínicas de cirugía especializada (esterilización/castración, por ejemplo) de bajos ingresos y los proveedores de insumos que no son veterinarios.
Adicionalmente internet y las redes sociales pueden generar intimidación, cualquiera puede perder la reputación en cuestión de minutos. Inclusive los docentes de facultades de veterinaria pueden dar fe de los cambios sociales y las presiones que hay sobre los estudiantes. También está documentado que el mayor ingreso de diferentes tipos de estudiantes de diversos estratos socioeconómicos hace que se reporten mayores casos de enfermedades mentales o mayor consulta en los servicios de salud.
El plan de estudios y la malla curricular impulsó la inclusión de materias relacionadas con temas como la formación empresarial, lo cual es muy valioso, pero puede sumar horas de trabajo y estudio. Hoy en día estas habilidades empresariales y profesionales forman parte del éxito, ahora los estudiantes tienen estas materias adicionales al plan de estudios básico y muchas veces buscan distinguirse de alguna manera sobre los demás o los que tienen alto rendimiento, lo cual muchas veces es difícil de hacer ya que todos tienen capacidades distintas. Sin embargo, muchos estudiantes se ven frustrados por sus resultados, la presión de los compañeros, docentes y familiares y optan por el suicidio como una salida.
Estrategias para mejorar y mantener el bienestar individual
Algunas de las estrategias propuestas por Bartram y Larkin (2013) para aumentar la calidad de vida en los estudiantes y profesionales son las siguientes:
- Dar: Haga algo por el bien de los demás. Ser amable y servicial en forma regular es un ingrediente clave de felicidad. Hay beneficios para la salud y la longevidad asociados con el comportamiento de ayuda. La práctica de actos de bondad al azar mejora el bienestar propio.
- Relaciónese: Conéctese con la gente, esto afecta a la felicidad más que cualquier otro factor, hacer amistades y tener personas en quién confiar le permitirá hablar de los problemas y generar un sentido de pertenencia y la confianza.
- Ejercítese: Participe regularmente en una actividad física que disfrute y que se adapte a su nivel de movilidad y físico. El ejercicio ha demostrado que aumenta la actitud positiva y se ha utilizado con éxito para reducir la depresión y la ansiedad.
- Aprecie: Observe el mundo que lo rodea, reflexione, disfrute y esté agradecido por las cosas buenas de la vida. Considere llevar un diario de gratitud. Las investigaciones demuestran que escribir y reflexionar sobre tres cosas buenas que tuvieron lugar ese día puede traer aumentos a largo plazo en el bienestar y la disminución de la depresión.
- Aprenda: Seguir aprendiendo cosas nuevas fomenta la interacción social y aumenta la autoestima y los sentimientos de competencia. Establezca un desafío, podrá disfrutar alcanzarlo, como redescubrir un viejo interés o hobby, por ejemplo.
- Encuentre su dirección: Participe en actividades que sean significativas para usted, encontrará motivación, seguridad y autonomía. Encuentre una actividad en la que se pueda sentir orgulloso. Si el trabajo no es una vocación, perseguir un fin en otros lugares, como por ejemplo a través del trabajo voluntario o la enseñanza pueden ser una alternativa. No permita que su vida gire en torno a un solo componente.
- Sea fuerte: Encuentre maneras de recuperarse. Aprenda a desafiar los pensamientos negativos, controversias, explicaciones pesimistas y situaciones difíciles; las debe replantear de una manera positiva. Trate de mantener un sentido de perspectiva de la vida. La experiencia demuestra que los sentimientos negativos pasan, nosotros aprendemos de ellos y empezamos a disfrutar de la vida otra vez. No se deje deslumbrar por el falso "perfeccionismo" asociado a metas poco realistas. Aprenda a estar satisfecho con "lo suficientemente bueno", y sólo debe "mejorar" cuando realmente importa.
- Sea optimista: Adopte un enfoque positivo. Aprenda a ser optimista sin dejar de ser realista. Dese gustos de vez en cuando, pero no se deje atrapar por la búsqueda superficial de placer al hacer sólo aquellas cosas que traen satisfacción inmediata y sensaciones placenteras pasajeras.
- Acepte: Sea feliz con lo que es. Cuidar aspectos como la aprobación de los demás en sus asuntos le hará para siempre un prisionero. Identifique sus talentos y fortalezas de carácter, y viva la vida de una manera que le permita utilizarlos en la mayor medida posible.
La buena noticia es que hoy en día más personas están presionando para que el diálogo sobre este tema sea continuo, para que seamos considerados dentro de las ARL (Administradoras de Riesgos Laborales) como un conjunto de estudiantes y profesionales que tienen unos riesgos determinados, todo esto con la esperanza de evitar que estas situaciones se presenten y poder encontrar formas de ayudar tanto a estudiantes como profesionales y que todos se concienticen de que pueden y deben buscar ayuda profesional. Finalmente, en Colombia sería importante iniciar estudios interdisciplinarios con profesionales de la salud mental que mostraran algunas cifras reales de los problemas de salud ocupacional y mental en estudiantes y profesionales relacionados con las ciencias veterinarias y verificar si los veterinarios aportan cifras a los indicadores de suicidio y salud mental en Colombia, revisar el nivel de atención de salud mental para esta población que ya sabemos está en riesgo, considerar si el tratamiento de estas enfermedades y la depresión son más costosos que un programa serio de promoción y prevención en conjunto con un programa de bienestar de los estudiantes y profesionales para lograr el objetivo final: salvar vidas y aumentar la calidad de atención a los pacientes y la calidad de vida de sus familias.
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