06/13/2024
Querido Fernando,
Ya se que has llegado a tu nuevo hogar donde no existe la enfermedad, problemas o malicias, mientras estás rodeado del amor de nuestro Señor y todos tus amigos y familiares antepasados. Debe ser fácil entender que ese sitio no tiene comparación con nuestro mundo terrenal y ser afortunado de llegar ahí es claramente un premio a llevar la mejor vida posible en la tierra.
Hay quienes tienen que convencerse de esto con hechos, pero se que tú y Elsa lo supieron gran parte de tus vidas cuando decidieron dedicar su existencia a seguir los consejos de un Dios lleno de amor.
Yo tuve la dicha de conocerte antes y después de esa determinación, ya que cuando empezaste como capataz en Haras San Miguel de Cerró Punta (que luego se independizó como Haras Cerró Punta propio), aún no te habías comprometido con la iglesia adventista. Sin embargo, desde el primer año yo estuve muy claro la calidad de persona que eras.
Como trabajador individual siempre fuiste responsable, respetuoso, voluntario, curioso, detallista, organizado, y tremendamente creativo para resolver cualquier problema en la cual, tenías o no tenías, experiencia previa. A pesar que tu vida no te dio la oportunidad de avanzar muy lejos en la escuela, a diario mostrabas tu inteligencia en la forma que razonabas las cosas, en el interés que tenías de aceptar los retos nuevos y en tu inquietud autodidacta donde solo llegabas a conclusiones que te daban más herramientas para hacer tu trabajo mejor.
Fuiste albañil, gafite, mueblista, electricista, carpintero y todo otro oficio que se te ponía por delante. Tu espíritu era admirable y tu capacidad para dominar cualquier necesidad laboral era asombroso.
Pero si bien tenías tantas cualidades personales impresionante, fue tu manejo de personal donde considero que te resaltaste más. Siempre fuiste respetuoso, paciente, justo, claro y amigable con los que estaban a tu mando. Se te pidió exigencia para que tu cuadrilla trabajara con eficiencia sin perder el tiempo y esto lo lograbas con claras instrucciones y supervisiones que no tenían la función de regaños, sino oportunidades de guiarlos por caminos más cumplidores antes sus responsabilidades con la empresa. Perdí la cuenta cuanta gente pasaron por tus manos, pero solo sé que estoy seguro que cada uno de ellos termino siendo un mejor trabajador y persona de lo que fueron cuando primero llegaron al Haras. No creo que hay mayor logro que ese, porque cada persona que uno influye, crea una cadena de buena ética laboral que se proyecta más adelante con la gente que ellos por su parte también impactarán. En tu caso la influencia no era sólo como ayudarlos ser mejores trabajadores, sino también motivarlos a ser mejores amigos, hijos, padres, hermanos…en fin mejores personas dentro de una sociedad ordenada por conceptos de justicia y moralidad. Quizás, en algo yo te ayude a asumir las responsabilidades de conducir personal, pero es innegable que con tu ejemplo tu también me ayudaste a mi ser más comprensivo y paciente con personas que cruzaban mi camino al dirigir la empresa.
Siempre tuvimos muchos intercambios de opiniones y tuvimos la confianza de aconsejarnos uno al otro cómo hacer las cosas mejores. Esto se estableció con el cimiento de trabajar junto cuando el Haras tenía la menor cantidad de personal y recursos. En esos días, tantas cosas tuvimos que llevarlas acabo a solas, o dando el ejemplo a unos cuantos compañeros de trabajo que seguían fielmente nuestro camino. Creo que gran parte de la actitud positiva que había en el personal de Haras Cerró Punta a través de los años, se debió al sentido de cumplimiento que ambos tuvimos y que se nutría entre nosotros. Esto sucedió en todas las etapas de HCP que orgullosamente vimos realzarse como una empresa modelo en muchos sentidos.
Tuve la oportunidad de conocer mucho sobre su vida personal, que otros no fueron privilegiados. Desde que tus padres te pasaron a ser criado por tus padrinos, hasta llegar a vivir en Concepción en familia de un doctor para tener más oportunidad a la educación, como también el arrepentimiento de no haber podido avanzar más en tus estudios. Pero lo que rápidamente me hizo ver la calidad de tu persona, fue que poco tiempo después que empezamos a trabajar, me confiaste el gran arrepentimiento que tenías de haber cometido un robo durante tu juventud. Quien divulgaría tal cosa a un administrador queriendo delegarle la confianza de ser su mano derecha? Esa transparencia y el claro sentir avergonzado por esa actuación equívoca, era todo lo que yo necesitaba para saber que frente de mi había un hombre muy poco común y de mucho valor.
Claro que el tiempo me confirmaría eso constantemente, a medida que nuestra amistad se aglutinaba más con el pasar de los años. Admiraría cualidades ajenas a nuestras labores en el Haras, como su conocimiento y pasión por la naturaleza. Con cada hijo más que se agregaba a tu familia, yo pude observar tu dedicación como padre de familia. El amor, devoción y respeto por tu esposa Elsa siempre estaba muy claro, y cada hijo lo tratabas como un individuo aceptando sus aptitudes únicas, sin amoldarlos a tu imagen. No puedo decir conocer tu vida familiar a fondo, pero pude llevar Elsa a dar a luz en más de una ocasión y en una de ellas, ver su hijo entrar al mundo en la cabina del Land Rover de la empresa. Son momentos que nos unieron íntimamente de por vida.
Bueno Amigo, nuestro andar por este mundo coincidió por muchos años y yo fui enriquecido como persona debida a que compartimos esos inolvidables años juntos. Siempre seré un agradecido que nuestros senderos se toparon y que nos identificamos uno con el otro. Imagínate la diferencia de crianza y oportunidades que tuvimos en dos culturas completamente distintas, pero en nuestros corazones pareció haber almas gemelas que mirábamos al mundo de una manera similar en muchas cosas.
Tu seguiste mejorando progresivamente con hacer miembro y luego líder de la comunidad adventista. Mi rumbo me llevo por mucho de Latinoamerica, eventualmente formando otros planteles de trabajadores relacionados al entrenamiento y crianza caballar en Chile donde estuve por un cuarto de siglo. Ahí también tuve capataces especiales y capaces, pero jamás olvidé el amigo que me dio mi comienzo como administrador y donde fuese que estaba, nuestras comunicaciones siguieron. Las pocas veces que regresé a Panamá, tuvimos nuestra sentimental convivencia, una vez hasta unidos a más de 20 ex trabajadores de Haras Cerró Punta que nos ayudaron cumplir nuestras tareas, incluso más de medio siglo atrás.
Tú has partido al más allá tan anhelado y no se si te veré ahí o no, ya que mi vida no ha sido tan ejemplar como la suya. Lo que aquí te resumo, todo ya lo sabes de réquete, pero si lo repito en este momento, es porque quiero que tus amigos y familiares tengan muy claro la calidad de persona que eres y fuiste aquí en la tierra de los pecados y tentaciones. Tu ayudaste subir la vara para la humanidad y quisiera señalar que son personas como usted, que aún dan esperanza frente revuelto mundial en el cual nos encontramos.
Si cada uno medita, que aspirar ser la mejor persona posible, está dentro de nuestras realidades …entonces los buenos valores y sentimientos sembrarán semillas en otros seres que incrementarán los frutos del bien para la humanidad. Si en el macro análisis, eso no se alcanza, aún es importantísimo que en el detalle más individualizado ese esfuerzo alimenta el amor en quien sea recipiente de ese regalo emocional.
Fernando, nuestras vidas han sido testimonio que no importa la diferenciad en cultura, estatus social, nivel educativo, color de piel, raza, nacionalidad o creencias religiosas … la parte más fundamental de la humanidad que tiene prioridad sobre todo esos contrastes, es la disponibilidad de querer amar al prójimo con respeto y admiración por sus características individuales. A veces la vida nos dificulta tener esos sentimientos con algunas personas con falencias muy grandes, pero toparse con una persona como tu, que se puede querer tan fácilmente, nos da una dosis de tolerancia para con los demás.
No te “deseo lo mejor” donde estas, porque ya se que ese reino inmejorable que ahora tienes, te corresponde con creces. Espero que resaltar alguna de las razones que lo mereces tanto, sirva para que otros se esfuercen en hacer lo mismo, entregando su vida al Todopoderozo con sacrificio, pasión, humildad y generosidad.
Se te quiere Amigo. Siempre tendrás un lugar en mi mente y alma por ser el gran amigo que has sido.
Descansa en Paz, especialmente de todos los males fisiológicos que soportaste estos últimos años.
Tu amigo siempre,
“Randy”
Randall Ray Arms