20/05/2020
Un criador ( con "C" mayúscula ) es alguien que busca siempre aprender sin llegar nunca a saberlo todo, aquél que no descansa balanceando sus decisiones entre la conveniencia, la conciencia y el compromiso. Un criador es alguien que sacrifica sus intereses personales, finanzas, tiempo, amistades, muebles costosos y sus alfombras más preciadas! Deja de lado los sueños de hacer un crucero lujoso en pro de ir a "ese" Show que le interesa y que cae justo en tiempo de vacaciones.
El criador la pasa sin dormir (pero nunca sin café) durante horas gastadas en planear una cría u observando ansiosamente el proceso de un nacimiento, y luego siguen las noches en vela atento a cualquier estornudo, quejido o llanto.
Un criador le escapa a las invitaciones a cenar porque tiene un parto o porque tiene que ayudar a comer a los recién nacidos a las ocho. No le importa lo desagradables que parezcan los fluidos propios del alumbramiento a la hora de hacer respiración boca a boca para salvar un recién nacido, dando literalmente el hálito de vida a esa criatura desprotegida y tierna que puede ser la culminación de toda una vida de sueños.
El regazo de un criador es un lugar maravilloso donde generaciones de campeones nobles y orgullosos una vez tuvieron su nido.
Las manos de un criador son fuertes y firmes, muchas veces lastimadas, pero aún tan gentiles y sensitivas como para percibir una nariz demasiado húmeda o una piel con la más pequeña de las lesiones.
Las rodillas y la espalda de un criador, están a menudo artríticas de tanto agacharse, arrodillarse y acuclillarse junto a la jaula de parto, pero son lo suficientemente fuertes como para permitir al criador correr de aquí para allá en un Show tratando de hacer de aquél cachorrito elegido, un Gran Campeón.
Los hombros de un criador están a veces vencidos por el abuso de sus competidores, pero son lo suficientemente anchos como para soportar el peso de mil derrotas y frustraciones.
Los brazos de un criador están siempre dispuestos a limpiar un desastre, a cobijar una montaña de cachorros o a extender una mano de ayuda a alguien que se inicia.
Las orejas de un criador son una zona maravillosa, a veces rojas ( por los comentarios en su contra) de extraña forma ( de tenerlas apretadas contra el teléfono contestando llamados mientras sigue con las actividades del criadero) suficientemente sordas a las críticas malintencionadas pero aún de fino oído para detectar la queja de un cachorro enfermo.
Los ojos de un criador se irritan de tanto leer los pedigríes buscando la cruza ideal, son a veces ciegos a los defectos de sus propios perros pero de una extraña claridad en la visión en lo que a defectos se refiere el día del show, y están siempre a la búsqueda del perro perfecto.
El cerebro de un criador se nubla buscando en algún resquicio el nombre de las personas, pero puede reproducir los nombres de un pedigrí más rápido que una IBM. Sabe tanto que a veces llega a cansar: cataloga miles de buenos huesos, buenas orejas y cabezas perfectas.....y entierra en el fondo de su alma los defectos y todo aquello que no le dio resultado.
El corazón de un criador muchas veces está roto, pero aún late con fuerza y esperanza interminables...y además está siempre en el lugar justo!
Y, sí, hay criadores y hay CRIADORES.